Hampiwasi Sacred Kallampa
Es un equipo clínico y terapéutico compuesto por profesionales, quienes a lo largo de su proceso investigativo reconocen en las practicas alternativas y ancestrales un modelo holístico de sanación-curación integrales del ser humano, permitiendo abordar a complejidad los padecimientos que alteran la salud.
Nuestra tarea tiene por objetivo y misión brindar servicios de atención terapéutica para el desarrollo de la salud espiritual, psíquica y material, abordando los padecimientos que alteran el equilibrio y armonía desde una visión holística que integra saberes ancestrales y occidentales, permitiendo consolidar técnicas de atención innovadora frente a las necesidades de salud actual.
En tanto, nuestra forma de trabajo está orientada al tratamiento de desequilibrios , expresado en: depresión, ansiedad, miedos, fobias, adicciones, falta de sentido en la vida, enfermedades psicosomáticas, dolencias corporales, falta de confianza en sí mismo, timidez, dificultad en el manejo de impulsos (impulsividad y agresividad), dependencia emocional, falta de límites en las relaciones, dificultad para lograr autonomía en la propia vida, baja autoestima, entre otros, y también para cualquier persona que desee conocerse profundamente, conectarse con su maestro interno y darle un sentido espiritual a su vida.
Así nuestro método fusiona las practicas ancestrales y los modelos clínicos actuales, permitiendo comprender en las etnomedicinas y los enteógenos, medios de sanación que pueden ser potenciados bajo prácticas clínicas y terapéuticas, así como rituales y sagradas.
George Skinner Martínez
Director Hampiwasi Sacred Kallampa, Psicoterapia, Enteógenos y Etnopsicofarmacologia.
Terapeuta integrativo, psicólogo, pedagogo y micólogo enteógeno, desarrollo la propuestas de psicoterapia asistida con vegetalismo, siendo uno de los primeros pioneros en Ecuador y Colombia. Cuenta con experiencia en farmacología y medicina ancestral para el tratamiento a trastornos y desórdenes que alteran el equilibrio espiritual, psíquico y material en el ser humano, llegando a personas que buscan sanarse a través del entendimiento de su propio ser mediante la medicina ancestral y el acompañamiento psicoterapéutico. Esta certificado por el Colegio de Médicos Naturistas, Tradicionales y Alternativos del Ecuador en Uso Terapéutico de Cannabis Medicinal, Reconocido como Maestro en Medicina Tradicional MAT por el Centro Inkarte Yachay y la Comunidad Salasaka en Ecuador y la ECUARUNARI MIT y actualmente realiza un Phd en psicología transpersonal y es miembro de la Escuela de Iniciación en Psicoloanalisis y Ocultismo.
Cuenta con amplia trayectoria en instituciones públicas implementando propuestas terapéuticas desde la clínica-didáctica y el arteterapia, elaborando estrategias innovadoras en población de alto riesgo y situaciones máxima cualificación y experticia profesional para el abordaje de fenómenos como el suicidio, la autoflagelación, la autoagresion, adicciones de alta complejidad a sustancias ilegales como a drogas psiquiátricas.
Su trayectoria profesional le ha permitido reconocer la importancia de articular propuestas alternativas, incorporando el uso de la medicina ancestral como herramienta complementaria a los procesos psicoterapéuticos. Evidenciando en la práctica los beneficios clínicos y espirituales de los enteogenos y las moléculas maestras. Se resalta su trabajo clínico en experimentaciones asistidas con lisergamidas, triptaminas y sustancias empatogenas. Destacando su trabajo con medicinas ancestrales como el Mambe, Ambil, los hongos sagrados, el Cannabis Medicinal, Peyote, Kambo, Bufo Alvarius y Xhanga.
Se especializa en temáticas como la psicoterapia asistida con vegetalismo y moléculas maestras, el arteterapia, práctica de códigos andinos y chamánicos, posibilitando procesos de descubrimiento, sanación y armonización.
ESTEFANIA MORA REVELO
Mujer de sabiduría en medicina ancestral tradicional reconocida por el grupo Chakana. Es estudiante de Artes Visuales en la Universidad San Francisco de Quito, con especialización en fotografía, también realizó estudios de Psicología Clínica. Obtuvo certificaciones como profesora de hatha radja yoga, y reiki.
Desde temprana edad inicia su trayectoria en el conocimiento del yoga. A partir de ahí se dedicó a la investigación del autoconocimiento entendiendo la vida como un todo holístico, manteniendo la armonía de la mente, el cuerpo y el espíritu. A través del sonido, la ceremonia, el ritual, los asanas, su práctica se enfoca en ser nuestra propia medicina, encontrando los puntos frágiles y sanando con amor, a la vez activando la compasión, intuición, creatividad en el presente.
FRANK LUNA
Instructor desde hace 12 años en Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Chile, Argentina, Paraguay y Venezuela.
Estudió Yoga en diferentes escuelas como Yoga inbound y en Eros lyengar Yoga Institute. Certificado como profesor de Yoga bajo la asociación Internacional de Yoga, con la dirección de Gayatri D. (quién estudio directamente con B.k.S. iyengar). Actualmente es Alumno de Jhonatan Alberto Castro (entrenador de profesores en el método iyengar india). Con quienes sigue su formación en el camino que dejó el Maestro lyengar.
El método se caracteriza por el desarrollo de la conciencia en las posturas y a través de ellas, con un gran énfasis en la alineación, la precisión y la permanencia, explorando la relación que hay entre las posturas y el cuerpo mental y emocional. Se destaca por la profundidad en la ejecución de las posturas.
Leyenda de origen Hampiwasi Sacred Kallampa, Psicoterapia, Enteógenos y Etnomedicina
Esta es la leyenda que da origen a Sacred Kallampa, Enteógenos y Etnomedicina.
La leyenda de los Miskwedo. Mito del pueblo Ojibwa de los grandes lagos. Transcrito por Keewaydinoguay, chamana Ojibwa, en relación a su culto en torno a la Amanita-Soma.
(I)
«Atención, relataré una historia del pueblo. Una historia del Miskwedo, ese hongo de sombrero rojo que es el niño espiritual de Nokomis Giishik, el Antepasado Cedro, y de Nimishomiss Wegwass, nuestro Antepasado Abedul. Escuchad y aprended.
Seguramente este relato es verdadero. Puesto que fue narrado por nuestros progenitores. Ahora bien, esto ocurrió hace mucho, mucho tiempo, innumerables lunas han pasado desde entonces e innumerables sendas han sido recorridas; se cree (que ocurrió) en uno de los campamentos provisionales durante la gran migración de nuestro pueblo a través del continente de Minissah, desde el territorio de donde surge el sol hacia aquel donde mengua el sol, cuando el Divino Megis nos conducía a nuestra morada, la tierra prometida de Keewaydinaukee.
Había dos hermanos, tan jóvenes que todavía no habían recibido sus nombres de adultos; eran hermanos de sangre, ambos hijos de la misma mujer del clan del Búho y del mismo hombre del clan del Esturión. El primogénito se llamaba Hermano Mayor, y el segundogénito era apodado Hermano Menor. Vivían solos (Oh, Wa-ey-eah) porque sus padres habían muerto con valentía en el transcurso del trayecto durante la gran migración. ¡oh, Wah-ey-eah! Cazaban la misma caza, comían el mismo alimento, y lo compartían todo en paz y armonía, y esto era bueno. ¡Ahauw!
Ahora bien, un día, en el lugar donde se cuentan estas historias, los chicos estaban muy hambrientos, tenían el estómago vacío. Puesto que había unas montañas allí cerca, treparon por las pendientes rocosas en busca de alimento. Finalmente, llegaron a una gran gruta, situada en lo alto sobre la ladera de la montaña. Les pareció que de la entrada de la gruta salía una luz. Oyeron una música encantadora, una música parecida al zumbar de mil abejas. Prestando mucha atención, y sin hacer ruido, los hermanos se acercaron escudriñando con curiosidad a través de la hendidura. Vieron un prado bellísimo en el que crecían muchos hongos altos, blancos y rojos –eran bellísimos wajashwedeg- que hacían volteretas, cuchicheando y murmurando, cantando una extraña canción de augurio, bajo un cielo brillante de sol solar.
Veloz como un rayo, Hermano Menor brincó a través de la abertura corriendo con gozoso abandono por el prado de hongos cuchicheantes. “¡Párate! ¡Espera! ¡Párate! – gritó Hermano Mayor – No sabemos qué espíritu hay en este lugar. No sabemos lo que podrían ser”.
Pero Hermano Menor no se detuvo. De hecho ¡ya se había ido!.
Hermano Menor corrió hasta el hongo el más alto, más grande, más rojo y más bonito de todos. Una pelusilla blanca, parecida a las plumas de los aderezos de los guerreros indios ondeaban sobre su sombrero rojo. Tiras blancas transparente, parecida a flecos de nubes, revoloteaban rítmicamente, mientras el hongo giraba sobre él mismo. Hermano Mayor vio horrorizado como Hermano Menor se volvía uno con el tallo del hongo gigante. Vio que Hermano Menor le estaba brotando un sombrero rojo fuego.
Al principio, lentamente, luego cada vez más velozmente, Hermano Menor se puso a girar al sol. Hermano Mayor estaba horrorizado. Enseguida advirtió donde estaba situado el Hongo gigante y la posición del pequeño hongo que un tiempo había sido hermano menor. Luego se fue corriendo. Corrió tan rápido como sus piernas se lo permitían. Lejos del prado embrujado. Lejos de la gran gruta, lejos de aquel terrible agujero sobre la ladera de la montaña. Corrió hacia abajo por los caminos tortuosos y por las pendientes rocosas, sin pararse nunca, hasta que llegó a la aldea.
“¡Awoohe!”. Dio la alarma a los ancianos y a los hombres de la medicina. Rápidamente, les contó todo lo que había pasado.
“¿Qué tengo que hacer? –suplicó- Decidme, oh Sabios, cómo salvar a mi pequeño hermanito”.
Los ancianos y los hombres de la medicina se miraron entre ellos. Sacudieron la cabeza. Nunca hemos oído nada parecido –dijeron- Tenemos que preguntar al tambor”.
Tras haber consultado al tambor, que era un tambor de la medicina, dijeron: “Tenemos una respuesta, pero es complicada. He aquí lo que tienes que hacer. Debes recordar cada una de las palabras. Tienes que ir al lugar llamado el-lugar-de-las-Arenas-Mágicas. Es un alto arrecife a lo largo del lago, con un empinado declive y grandes olas que convierten las rocas en arena. Allí podrían coger las arenas mágicas, Onoman. Ponlas en una bolsa de piel de ciervo con tabaco sagrado, y aprieta bien los cordones cuando la cierres. Piensa en una oración de agradecimiento para los espíritus de aquel lugar por haber creado a Onoman (las arenas sagradas). Sigue corriendo a lo largo del camino hasta que llegues al-Lugar-Donde-Crecen-Los-Altos-Árboles-Y-Hacen-Su-Nido-Las-Águilas. Encuentra el árbol más alto y el nido de Águila más grande. Es el pájaro del trueno. Tienes que coger cuatro plumas de su cola. Dirige al pájaro del trueno una oración de agradecimiento y de súplica, mientras sigues corriendo hasta la montaña. Sigue el mismo sendero hasta el lugar donde resplandece la luz de la gran gruta, de la abertura sobre la pared de la montaña. Seguidamente, colócate frente al este con las plumas del águila en la mano y pídele a Gitchi Manitou que las bendiga. Localiza al hongo más grande y más hermoso. Él es el jefe. Entra en el prado embrujado lo más rápidamente que puedas, clava unas plumas de águila en el tallo del jefe. Párala de girar. Luego localiza el Miskwedo más sabio de todos, el hongo más anciano que está produciendo esporas, él de mayor influencia. Lo más rápidamente que puedas clava otra pluma de águila en el tallo de este hongo. Él también parará de girar. Ahora, la tercera pluma de águila tendrá que ser clavada en el tallo del hongo que tú sabes que es tu Hermano Menor. Luego vierte toda la bolsa mágica de Onoman encima de él. Con mucha atención remueve cada trocito de este hongo, desde el brillante sombrero hasta el tubérculo de la base. No rompas ni siquiera un trocito, de otro modo se romperá también una parte de Hermano Menor. Llevando el hongo contigo, apresúrate hacia la hendidura en la montaña. Párate solo para poner la última pluma de águila protectora en la abertura de la gruta, luego sigue bajando a lo largo del sendero lo más velozmente que puedas. Es lo que se cree que tienes que hacer. A medida que te alejes de la montaña, la carga (tu Hermano-hongo) se volverá cada vez más pesada, hasta que vuelva a ser como era en el pasado. Estará tu Hermano Menor corriendo al lado tuyo. Aunque lo veas a tu lado como hace un tiempo, no hables, no te pares. Corriendo, cada vez se volverá más como era antes, excepto en una cosa: Una pluma de águila asomará de la piel de Hermano Menor y allí tendrá que quedarse para siempre”.
(II)
Todas estas cosas sucedieron. Sucedieron como se presagió que sucedieran. Hermano Mayor recordó claramente todos los detalles. Hizo exactamente todo lo que le fue dicho, consiguiendo las arenas mágicas y las plumas de águila. Pasó a través del agujero de la pared y de la montaña, clavando las plumas de águila protectora y echando las arenas mágicas sobre el Hermano Menor. Salvó a Hermano Menor, que pareció volverse como antes, excepto por una cosa extraña: una pluma de águila asomaba de su piel, ¡precisamente como si hubiese crecido allí! Los dos muchachos bajaron juntos rápidamente por el sendero y volvieron al campamento del pueblo. Allí empezaron otra vez a vivir en la misma morada, en paz y armonía. Y esto era algo bueno.¡Ahauw!
Pasaron muchos días y muchas noches. Lentamente, las cosas empezaron a cambiar. Wah-ay-eah. Hermano Mayor se levantaba por la mañana con el corazón lleno de tristeza y aprehensión. Se preocupaba y se preocupaba y era infeliz, Wa-ay-eah. Hermano Menor, al contrario, se levantaba sonriente cada día, su corazón estaba lleno de felicidad y sus labios cantaban de alegría. ¡Ahauw, Zahwendahmowin!
Ahora, Hermano Mayor se percató de que Hermano Menor iba con frecuencia detrás del Wigwam para orinar. Se quedaba allí más tiempo del necesario y, en particular con la luna llena, se quedaba durante mucho, mucho tiempo. Finalmente, Hermano Mayor, que aborrecía espiar decidió que, por el bien de su Hermano, tenía simplemente que investigar. Así que fue detrás del Wigwam y descubrió, que exactamente como había creído, Hermano Menor no estaba orinando. Ya había bajado por el sendero que conduce a la floresta. Hermano Mayor lo siguió a escondidas hasta que llegaron a un claro. ¿Y qué vio? Vio a Hermano Menor permaneciendo de pie en el centro de un espacio abierto, con un nutrido grupo de personas a su alrededor. Los brazos de Hermano Menor eran anchos, extendidos como el sombrero de un hongo. Sus vestidos bellísimos, de un rojo brillante, y mechones de blancas plumas adornan su cabeza. Con voz alta y vibrante de felicidad, como el zumbido de mil abejas, él canta al pueblo:
“Por mi experiencia sobrenatural
En la tierra de los Miswedo,
Poseo una cura para aliviar vuestros males,
Para expulsar todas vuestras desgracias,
Si lo queréis acercaros a mi pene
Y tomar las aguas excitantes que de él manan
Vosotros también podréis ser felices para siempre”.
Cada vez que las nubes oscurecen la luna, él orina. La gente recoge su orina en el mokukeg. Beben este líquido, que les ha sido dado como una bendición por los espíritus Miskwedo. Todos los miembros del culto del hongo, todos los devotos del Miskwedo, Hermano Menor, que es el hongo jefe, el jefe tambor, los tres ancianos y los tres grupos de oficiantes menores, se levantan por turnos y cantas su canción Miskwedo. Durante todo el tiempo, estas personas cantan su alegre canción, sus corazones son fuertes, cada uno hace el trabajo de diez.
Wah-ay-eah, ¡pobre Hermano Mayor! No entendía los caminos del hongo del sombrero rojo. No entendía el uso del líquido del hongo dorado y del elixir del pene. Seguía sospechando. “Nada bueno puede ocurrir”, se quejaba. Refunfuñaba, se preocupaba y era infeliz. Oh Wah-ay-eah.
Tampoco Hermano Menor entendió los mecanismos del hongo sagrado. Pero siguió sintiéndose feliz, y toda la gente que lo siguió continuó viviendo en un estado de bienaventuranza.
Así fue y así siguió siendo hasta nuestros días, ahora en este lugar y este tiempo, como ya era entonces y como seguirá siendo en el futuro. Todas las personas que son HERMANOS MAYORES, como Hermano Mayor en nuestras historias son felices porque no entienden. Refunfuñan, se preocupan y pelean. Tampoco los Hermanos Menores de este mundo comprender, pero beben todavía las aguas del hongo dorado y son felices. Beben el elixir del gran Miskwedo, y, de esta forma, se le revela mucho acerca de lo sobrenatural y de otros conocimientos. Es el Kesuwabo –el líquido Poder del Sol- Kesuwabo. ¡Ahauw!. Jahwendamowining, ahauw.+»
Ref. en Samorini, 2001.